Espacios creados, objetos desplazados y eulatinos globalizados en la trilogía migratoria de Saúl Cuevas

Daniel Minerbi Vargas,

Arizona State University

Resumen

Mediante el análisis espacial imaginario de Philip Wegner, el urbanismo mágico de Mike Davis y los objetos desplazados de Silvia Spitta se investigan las obras de Saúl Cuevas Barrioztlán (1999), Ensueños: (cuentos i estampas) (2003) y Desierto Mojado: Crónicas (inédita). Los espacios geográficos y temáticos desempeñan un papel muy importante en las obras de Cuevas, quien arrastra y desplaza objetos culturales que abarcan varios países como México, Estados Unidos, Paraguay y Sudáfrica.

Mediante el análisis espacial imaginario de Philip Wegner, el urbanismo mágico de Mike Davis y los objetos desplazados de Silvia Spitta se investigan las obras de Saúl Cuevas Barrioztlán (1999), Ensueños: (cuentos i estampas) (2003) y Desierto Mojado: Crónicas (inédita). Por medio de una trama transnacional que se extiende entre distintas fronteras se retrata un lugar creado que no pertenece ni a Estados Unidos ni a México y con el cual distintas voces cotidianas van de lo utópico a lo real con varios niveles lingüísticos, construyen imágenes mediante una transformación que esculpe a sus habitantes y viajeros.

Los espacios geográficos y temáticos desempeñan un papel muy importante en las obras de Cuevas, quien arrastrando y desplazando objetos culturales que abarcan varios países como México, Estados Unidos, Paraguay y Sudáfrica, pero se enfocan particularmente en la antigua Tenochtitlán, la moderna Ciudad de México (la Capirucha); los estados mexicanos de Durango, Guerrero, Veracruz, Nayarit y Zacatecas; los barrios metropolitanos angelinos de Van Nuys y Newport Beach (Gipper Park); el desierto en Phoenix (la Finiquera); el utópico Aztlán; las regiones sureñas de Paraná, Asunción, Buenos Aires, y al otro lado del Atlántico, en los Lagos de Esmeralda, Puerto Elizabeth en Sudáfrica. Todos ellos crean una imagen o una serie de mapas complejos donde el término mexicoamericanalatinoamericanoestadounidenseindigenistachicanizadoglobalizado, forma sus propios espacios: la Vidivianda, el espacio gastronómico; la Cartelera, el cinematográfico; el Pataeperro, el turístico; el Aquí me pongo a cantar, el musical; el Dientes de Serpiente y el literario filosófico. Dentro de estos espacios hay sitios específicos como Pilsen, Mission Cementery y San Juan de los Terreros. En Barrioztlán, Estampas i cuentos y Desierto Mojado, Cuevas narra su migración desde el alacranero Álvaro Obregón en Durango, la tierra teca de San Juan de la Tapia, Zacatecas, el cucarachero Torreón hasta la Tiajuana, donde Cuevas llega “al inframundo, repleto de suicidas” (Desierto 52), una urbe fronteriza donde:

me atrapa el tráfical de las cinco, las cinco en punto de la tarde. Welcome a la metrópolis fronteriza. Después de deambular perdido por colonias i barriadas nuevas, el vaivén i la gente dirigen mi andar al conocido boulevard Aguacaliente: Carnitas Uruapan, hipódromo, La Vuelta. Subo por la Nueve i llego al primer templo, la taquería, donde siempre soy tratado cual monarca. Me repongo de malpasadas acumuladas. (Desierto 52)

Cuevas se adentra además en el territorio por la Kalifas de Amadis (Van Nuys), Chiquis, Bascurlas, Chicago y el desierto mojadote de la Finiquera, para después trotamundearse por Madrid, Paraguay y Sudáfrica.

El complejo espacio lleno de objetos arrastrados es el que ha creado nuestro autor a través de su trilogía: Barrioztlán, Ensueños; cuentos i estampas y Desierto mojado. El espacio puede relacionarse con el concepto de la tercera frontera o el tercer espacio que se establece fuera de las fronteras geográficas. Estos espacios surgen ya territorio adentro (Davis 69) como los describe Cuevas en “Barrio” donde hay un panteón llamado Mission Cementery (Ensueños 3), un parque Franklin Park, que la raza llama el Hoyito (4), una escuela llamada Van Nuys Junior High (5), en ese barrio se da El Grito (5) [1]; y también hay un lugar llamado Carpenter’s donde tocan música y en el cual tocan los Huicholos (6) [2]. En todo este barrio también se aparece “el chillido de la Llorona” se paseó por todo nuestro barrio” (7).

El espacio barrial se da con los objetos descritos en el párrafo anterior, lo cual de acuerdo con Silvia Spitta en el capítulo “Guadalupe’s Wheels: Runaway Image, Undocumented Border Crosser, Miracle Worker”, nos describe un área y un momento histórico que nos ubica en una zona que va desde Mesoamérica hasta el suroeste de los Estados Unidos y nos remonta desde la época prehispánica hasta nuestros días (117) y se ha expandido en el sur hasta Paraguay y en el este hasta Sudáfrica. Dicha tercera frontera (Davis 70), como denomina al nuevo fenómeno migratorio el sociólogo Mike Davis en Magical Urbanism: Latinos Reinvented the US Big City (2001), se puede estudiar de acuerdo al postcolonialismo y transnacionalismo a través de dos funciones ambivalentes: 1) la de conectar y 2) la de dividir (Singh 5). De hecho, a ese espacio fronterizo se le tipifica vía el dicho ya anteriormente utilizado: “No soy de aquí, ni soy de allá”. Es decir, en la tercera frontera se crea una utopía donde el chicano no pertenece ni a un país ni a otro; sin embargo, tal frontera es su único terruño.

La inmigración de Cuevas está clasificada entre la tercera y cuarta oleada de mexicanos hacia territorio estadounidense. De acuerdo con Albert Camarillo, las décadas de 1940 a 1960, las de los braceros o mojados, atrajo a 6.3 millones de trabajadores del campo hacia el norte y a esa migración se le considera la tercera oleada. La cuarta empezó a partir de la década de 1970 y culminó hasta la de los 2000 (27), atrayendo a más de cinco millones. Los braceros citados por Camarillo, aparecen como en las sombras, “shadowed lives” o vidas asombradas y sin embargo Cuevas, no siguió tal clasificación.

Con una rica tradición cultural, nuestro autor incorpora sus objetos arrastrados en algo que él considera como su familia ideológica. Se trata de un árbol genealógico rico de personajes ilustres prehispánicos, mexicanos y chicanos:

Mis abuelos: Tláloc, Quetzalcóatl, Tlacaélel, Don Juan, Sancho-Quijote, Séneca. Mis padres: Coatlicue i Huitzilopochtli. Mis carnales: Jorge, el Santo Niño, Pedro, Cantinflas, Joséalfredo. Mis hermanas Estrellas: La Adelita, Marifélix, Lola. Mis hermanos Cabrones: Hernán, Porfirio, Vitoriano, Diazmordas. Mis hermanos pendejos: Xocoyotl, Maximiliano I, Santanna, Inocencio. Mis Carnales a todo dar: Nezahualcoyotl, Quauhtemoctzín, Hidalgo, Emiliano, Benito, Pancho, Lázaro, José María, José Guadalupe, Rulfo, Rivera, Joaquín, Tiburcio, César. Mis carnalitas: Sorjuana, Frida, Dolores. (Barrioztlán 37) [3]

Cuevas aprovecha su educación tanto en la calle como en la academia y se puede considerar que ha entrado a una perspectiva crítica transnacional abordada y particularizada por Davis, donde se describe a los habitantes de ciudades estadounidenses viviendo en los barrios de Los Ángeles, California y otras comunidades enteras cuya identidad nacional es dual, o transnacional. No se trata de asimilarse inmediata y completamente a EE.UU. y olvidarse para siempre del espacio de donde se originó la migración. Los habitantes de ejidos, rancherías y pueblos latinoamericanos se han transportado, por diversos medios a cierta área específica de la urbe estadounidense o a ciertos espacios rurales de EE.UU., donde viven de manera simultánea como partículas numerativas, o “ciudadanos”, de dos espacios (Davis 93). Van Nuys, donde Cuevas pasó su adolescencia, aparece en varias escenas del cuento “Barrio”, como la siguiente:

Caiba la gente al guateque. Los morritos desde temprano chapulineaban, se columpiaban, pateaban un balón i apedreaban a los perros. Los batos locos tras las canchas de rebote quemaban yesca. Los cholos guachaban sus cartuchos: manos en los caquis, pañuelo colocado en la cholla, biskets chaineados i Pendeltons. Sus jainitas con vestiditos, peinadotes i caras mantequillazas. Del cartucho, el stereo aventaba oldies. A lo lejos la chota. (Ensueños 5)

En este espacio domina la marginalidad y el único elemento ajeno, la chota o policías, está lejos vigilando a todos esos seres como los morritos, batos locos y los cholos, las jainitas que disfrutan en un sitio del cual se han apropiado como el parque Franklin, que la raza lo había bautizado como el Hoyito (Ensueños 4).

Otro espacio es el de la diáspora mexicana hacia el norte de la frontera no es lo mismo que vivir en la Madre patria (Davis 17), sin embargo los espacios creados tienden a borrar ese límite fronterizo el cual indica Davis. Para Cuevas, un origen zacatecano cerca de la frontera con Durango, en San Juan de los Terreros se hace presente en el cuento “Marcos”, donde no solo hay un espacio geográfico sino también temporal, el cual se configura de sitios como “Chalchihuites, en la provincia de Nueva Vizcaya”, una región donde se dio la llegada de unos húngaros (Ensueños 32). Se menciona también una pastorela donde la gente paga con huevos de gallina, mazorcas y hasta reales, lo que conlleva a dos sistemas monetarios anteriores al peso; el trueque de la época prehispánica y los reales. Estos ya se usaban en España 400 años antes de la conquista. En América los reales se usaron desde 1535 hasta 1792, a partir de 1792 empezaron a circular dólares y pesos (http://www.cmm.gob.mx/ Nuestra.html). Asimismo habla de la llegada de la luz eléctrica y la televisión (Ensueños 33).

Davis nos informa de la construcción de suburbios trasnacionales que se entretejen con la inmigración. A ésos Cuevas puede ver no solo en el área metropolitana de Los Ángeles, sino también en Paraguay, donde se encuentran bolivianos que han inmigrado, como los mexicanos emigran hacia Estados Unidos, para encontrar una vida mejor. Irónicamente, en este caso se encuentran la muerte como nos lo cuenta el narrador, “Con el cigarro en la boca Arsenio hilvanó un relato de la guerra. Fue machetero en el Chaco, a ojos cerrados decapitó bolis [4]” (Ensueños 53). En el cuento “Patricio hogape” [5], se escuchan voces guaraníes, como mita’í [6], yaguas [7], kyra mezcladas con spanglishmos como greifu (55). [8]

Asimismo hay expresiones como, me chutaron y a la pucha, todo lo cual establece un espacio lingüístico donde se traman palabras que van de Alaska a la Patagonia. Asimismo en Desierto mojado podemos ver que Cuevas se desplaza por otras culturas:

En tierra guaraní, aprendí el amplio significado de la palabra amistad; a la vez, viví por seis meses en un estado de sitio paternalista, resultado de la ejecución del carnicero Somoza, ¿Dónde estás ahora? cuñatai (muchacha), frente al lago azul de Ypacari. (Desierto 8 )
En la Sudáfrica racista un Mercedes volador por un pelo me manda al otro mundo; es lo más cerca que he topado a la Pelona (muerte). En Port Elizabeth me invitó a su hogar a tomar té, Govan Mbaki, el compa de Nelson Mandela. Padecía arresto domiciliario, pero después de veinte años de prisión, mantenía sus ideales intactos. Vaya ejemplo a seguir. Mi producción es magra. (Desierto 8 )

Analizada de manera simultánea, Philip Wegner desarrolla y crea un nuevo conocimiento dentro de la literatura popular, integrando no solo su propia cultura, sino la que le va rodeando (xix). Es decir, Wegner afirma que las nuevas culturas asociadas a la modernidad están enmarcadas por ciertas aspiraciones globales o posmodernas cuya democracia liberal, comercialización y vida familiar, así como los derechos humanos de estas culturas, han creado nuevas formas de individualismo o identidad; se derivan tales aspiraciones de discursos ya existentes (la cultura, la historia y la tradición) y surgen en la forma de originales expresiones artísticas a nivel popular e intelectual (1). La literatura chicana trasnacional de Cuevas expresa, por lo tanto, una nueva identidad posmoderna la cual facilita una mezcla de identidades como parte de una renovada comunidad estadounidense.
En el cuento “Tarde de toros”, se puede observar un mapa espacial que abarca, España, México, Panamá, Estados Unidos, Irán y Afganistán y donde hay plazas de toros y ganaderías:

Para su ameno entretenimiento vespertino ofrecemos una lidia. El famoso espada Samuelín, triunfador en las monumentales plazas de Panamá, Granada, Teherán i Kabul, se encierra con tres auténtico fieros de la legendaria ganadería Aztlán: Astados: / 1. Spanico, de 515 kilos de peso, color bragao. [9] / 2. TEX-Mex, de 511 kilogramos, color marrón. 3. Minotauro trasijao [10] menos de 500 kilos color ajumao. (Ensueños 17) [11]

El narrador señala que la corrida de toros se desarrolla en un lugar donde “está prohibido el sacrificio de animales” (Ensueños18). Eso nos limita geográficamente a que la corrida se haya llevado a cabo en Estados Unidos, Aztlán o en algún lugar de Cataluña, en un tiempo futuro, donde por decreto del parlamento catalán, a partir de enero de 2012 quedan prohibidos los toros. [12]

Como lo describe Phillip Wegner, la utopía funciona como una imagen reversible; como reflejada ante un espejo, se ve revertida en base a una figura anamórfica que crea nuevos espacios pertenecientes a una sociedad hegemónica donde nacen formas de expresión que podrán convertirse en nuevas corrientes culturales (35). Este lugar imaginario donde se realiza la corrida de toros permite leyes para protección del animal y, sin embargo, no está exento de otras crueldades como lo cuestiona el narrador, “¿I las ejecuciones de seres humanos?” (Ensueños 18). Nos trae a la mente el maltrato que sufren los indocumentados en territorio estadounidense o en el propio Aztlán.

Un cuento donde los espacios y el tiempo, imaginarios y reales, se complican y entretejen es en “Los generales”, en el cual desde la entrada, con la introducción del Aleph de Jorge Luis Borges, el narrador “adquiere”, hurtando, un escrito misterioso en un viaje a Buenos Aires (56). Dicho manuscrito coloca a un latinoamericano entre otros “latinos”, omite la hegemonía anglosajona y tacha a Borges de anglómano, prefiriendo mejor a Ernesto Sábato (56) como alguien más cercano. Menciona a grandes generales como “Alejandro Magno, Julio César, Napoleón i Bolívar”, como lo señala el narrador, donde omite el nombre de Simón (57). Este personaje, sin embargo aparece minimizado: “En nota aparte encontré lo siguiente: ‘Las monedas, las estampillas, las escuelas; los cines, el estadio, los barrios, los primogénitos, llevaban su nombre, o su imagen; las universidades no, no hay’” (58). En el texto, este general ha sido omitido en un espacio superior donde otros dominan.

Los espacios continúan viajando en una marcha contraria a la hegemonía, yéndose más hacia el sur y hacia el oriente. En “Esmeralda”, el narrador se apropia de una escena donde recibió un premio por su buena conducta cuando era niño, y como recompensa visita un lugar utópico, un sitio que se parece a Disneylandia, a las Onuciudades o “Tesoros de la Humanidad” (67). Esos espacios han sido inventados por el hombre pero se convierten en la realidad; un espacio creado por el sistema sociopolítico hegemónico que trata de agruparnos a todos los nativos e inmigrantes de origen latinoamericano bajo las etiquetas de hispanic y latino (en su pronunciación y acepción angloamericana). Como lo señala Wegner, existe un país donde algunos de los mayores atractivos turísticos son sitios que no tienen paralelo con la realidad como Disneylandia, Hollywood o Las Vegas, acentuando la comercialización y la ambigüedad de cualquier identidad. Se trata de nuestra vida en EE.UU. (244).

El narrador ubica otro espacio semejante expresando, “¿I la ynsula? Como la Atlántida, Esmeralda ha sido objeto de innumerables pesquisas. El consorcio National Geographic financió varas brigadas de exploradores, todas fracasaron” (Ensueños 69).

Hay entidades de seres humanos que han sido dominados por objetos de la globalización antimultinacional. Eso lo expone el narrador vía los neologismos como la drogacola dietética, los aparatos mediáticos como la ABCBSNBCHBOMTVTELEVISATEIDIOTIZA, hollytrashwood o las expresiones como “me la Twenty Century Fox, Mafiantra efuiusikeis, Nacy/Dean Remy Martin, Yon Allamerikan Wine, Liza Tailor, China Pollafrigida, sonido masquedolbiTHX (Barrioztlán 23). Desde esa noción, se cita en Desierto mojado a Starbucks en un mensaje:

Ante la vulgaridad del mol, Disneyland, Las Vegas, Hollywood I Starbucks; de la apabulladora incesante tormenta de tele, celulosos i autos, de sirenas chillonas i autopistas ensangrentadas, contaminadas de fast foods; me queda, nos quedan, por fortuna, alternativas para alimentar cuerpo i espíritu:

Un instante, cualquiera, con la Wencha. Un café con leche i medias lunas en la BB.AA. Un sándwich, aunque carero, de Bianco.
Un librito de la Tía Chucha o de la Anáhuac. Un tamal de la Nana (larga vida para ella). Una mariscada confeccionada por Borboa.
Un espaguetazo de Saluín. Un arpegio con Eichdi. Un vinacho, una chela i un queso de Trader Joe’s. Una magia de André.
Cualquier aperitivo en casa de Christador. Cualquier minuto con Bonifacio i Luigi. Un gelato de Arlecchin. (Desierto 5)

El fenómeno globalizador ha creado una comunidad imaginaria utópica, la ha llevado a una nueva clase racial y étnica que ha establecido una relación colectiva entre su identidad y espacio nacional y la memoria (Wegner xxiii). Por su parte, el narrador ha incluido estos objetos globalizadores creados para nuestro propio consumo como el noescafé, “lejos quedó esa porquería llamada noescafé, abundan granos de todo el mundo (5), también hemos creado nuevos objetos globalizados como lo señala Spitta. Se menciona que la Virgen de Guadalupe ha cruzado continentes y fronteras de todo tipo, utilizando lo que se indica como wheels (Misplaced 120). Así también podemos señalar que el narrador establece la lira de Paracho. “¿QUIEN no ha acariciado las sinuosas formas femeninas de una guitarra hecha en el merito Paracho, terruño purépecha?” (Desierto 101). Se trata de un objeto de fama internacional, que también se ha globalizado.

El objeto musical nos lleva a los demás tesoros arrastrados y desplazados por Cuevas en sus obras con respecto a su repertorio musical. El personaje quirquinchero en Barrioztlán nos presenta que su riqueza musical vía su fonoteca. [13] Además aparecen los tesoros desplazados y apropiados en Desierto mojado con obras como Cantos gregorianos; Cánticas de Santa María, Llibre Vermell del monasterio de Montserrat; el cancionero de la colombina; el cancionero Musical de Palacio; Ken Burns con su colección de jazz, entre quienes podemos encontrar a Louis Armstrong, Count Basie, Bird, Ella Fitzgerald, Dizzy Gillespie, Duke Ellington, Sara Vaughn, Miles Davis, Dave Brubek, entre otros (137). La música chicana está representada por Los Lobos y sus álbumes Otra bandita de Los Ángeles (1978) de La bamba (1987) y otros. El grupo musical Rage Against the Machine (1992), contiene rolas indigenistas como “Pueblo del sol” (138). De acuerdo con Ignacio Corona, la música como objeto globalizante puede verse como un instrumento que envigoriza y estimula sobre todo a la gente joven y con ella se puede crear nuevos espacios (125), donde se arrastran las canciones e instrumentos como objetos que se acomodan en dichos espacios.

Estos instrumentos musicales arrastrados y desplazados que Cuevas nos expone como el charango, el cual “es un instrumento mestizo como los batos que lo tocan, es familiar dela lira” (Barrioztlán 41), forman nuevos espacios en sus textos. Estos instrumentos complican estos espacios adoptando artefactos musicales prehispánicos como el teponaztli: “un tambor pero no uno cualquiera ya que en vez de cuero vacuno, el original tendrá cuero de venado o jaguar” (41). Otros ejemplos son: 1) el atecocolli, un caracol marino utilizado como instrumento de viento y 2) el tzicahuaztli, instrumento de percusión como una sonaja de palo. Todos ellos son “instrumentos que alegran i han alegrado los vaivenes dela humanidad” (41). Entre los personajes de Barrioztlán, existe un “director de banda en cuatro idiomas indígenas, maya (hol/pop), náhuatl (ometochotli), purépecha (curinguri) y otro no identificado (cope’ eche toecechi) (43). Esto nos recuerda a Spitta, quien menciona la migración hacia los espacios hegemónicos que hace que los objetos culturales de los oprimidos se estén desplazando a través de los migrantes; es decir, quienes desarticulan los objetos para volverlos a construir en nuevos espacios (Misplaced 201).

Aparte de la música y sus instrumentos, otro objeto que se arrastra y se desplaza a nivel global es la cinta del celuloide. Dentro de Barrioztlán, en el apartado “Lira: entre tuarte i miarte mejor el séptimo arte”, el narrador nos aporta los objetos desplazados de su filmoteca entre cuyos volúmenes encontramos a directores como Kurosawa, Fellini, Buñuel, Bergman, Einsenstein y Chaplin, filmes como Citizen Kane, Viva México, y actores como Anthony Quinn (19). Enriquecidos en Desierto mojado por la “Cartelera” con las catorce cintas favoritas (136) [14] del narrador, enriquecen la filmoteca. La expande aún más al mencionar las salas cinematográficas en Torresmochas, “¿Dónde quedaron los viejos templos del cine, Torreón, Nazas, Princesa; ahí Sarita Montiel bailó el último cuplé con Cantinflas i Jerry Lewis? (74); o en el “cine Martínez, aunque restaurado a todo esplendor no olvido las tardes populares, tres de Tarzán, tres de balazos o tres de aventuras por un peso” (74); asimismo como la mención de “la cinta sonora de La Bamba, churro dirigido por Luis Valdez” (103). Spitta señala que las tecnologías visuales ponen las imágenes en el ojo del observador y ofrecen la habilidad de poner el mundo externo dentro del mundo interno (43). En el caso de Cuevas su mundo externo se forma desde su mundo interno, arrastrando todos estos objetos a su alrededor, lo cual se refleja en sus textos.

Entre otros espacios de Cuevas, “se habla inglés” dentro de un contexto californiano, es un término que Mark Davis aplica para explicar el fenómeno que fertiliza el terreno cruzado por los de sur en el norte manifiestan una visión de una hegemonía panamericana del siglo XXI (23). Con dicho término, Cuevas traza su propio mapa donde el norte y el sur puede ser como un iPad, que para verlo se puede dar vuelta y de cualquier manera se acomodará lo que se ve, no importando si el norte ha quedado arriba o abajo.
Utilizando unas letras muy pequeñas, Cuevas traza dichos espacios geográfico y editoriales de dónde fueron escritos y publicados los cuentos de Ensueños: cuentos i estampas: La panadería, la Finiquera [15], La voz (Ensueños 2), Barrio Van Nuys, Zopilote Magazine (7), Reaganoland [16], Madrid, revista del II Chicano Literary Prize de la Universidad de California, Irvine (20), Lo sencillo (27), Imagen (32), El Observador de Phoenix (35), Tenochtitlán, Aboard 774 (43) [17], Paraná (51), Culturadoor (54) [18], Asunción del Paraguay (55), Paraguaype (58) [19], Río Paraná (60), Sinmountainview (64), Malbany (69), Port Elizabeth (73), el velero (74) y Fénix (76). En Desierto mojado también se mencionan los espacios como los de Madrid, donde Cuevas menciona “pasé cinco días en la casa de huéspedes, Carabanchel (prisión) por leer una copia del periódico comunista, Mundo Obrero” (8). El poder de desplazamiento y florecimiento de estos espacios con objetos son los que constituyen el nuevo territorio americano imaginario (Davis xi).

Otra sección se podría abrir con los espacios lingüísticos de Cuevas creados por su propio tesoro de vocablos en su trompabulario muy particular, abarca una gran riqueza y alternancia de códigos como en Ensueños cuentos i estampas, “La niña que lleva flores en la canasta” y “Barrio” sirven como una guía para ubicar los registros lingüísticos del concepto que Cuevas intenta transmitir al lector. En el primero de los dos cuentos, “soy prieta I porque mastico el inglés con picoso acento mexicano (3), nos revela una identidad muy particular del narrador. “Viajaba en el metro de regreso a la central camionera” (4), se utiliza un calco lingüístico y geográfico de la capirucha, la Ciudad de México. Con este mapa de palabras y lugares se establece un espacio marginado donde se encuentra a un grupo marginado de estudiantes que desean entrar a la UNAM (2). En “Barrio”, Cuevas establece lingüísticamente los espacios como un lugar escondido NEVEREVER (3), dónde nunca se encontrarán a los personajes que se esconden. Mission Cementery (3), lugar donde se realizó un funeral muy fregón. Con párrafos cargados de registros en caló, en spanglish e inglés, en un espacio dominado por el español:

Al bato lo quemó la jura; una vez que lo pararon le pedicharon ID. Mientras sacaba la cartera lo cuetiaron. Después el perro juró que disparó en defensa propia, pensó que Lupe cargaba. Como no encontraron fusca el officer fue castigado. –Suspended for two weeks – dijo el Judie. Big Deal! Dijo el jefe tira: – Well, these Mexicans have a short memory. (Ensueños 4)

Estos espacios comienzan a tener una pluralidad lingüística que proviene de una multiculturalidad heredada que puede ubicarse en cualquier lugar (Davis xv), inclusive hasta en una periferia, como la señala Davis, “La metrópolis latina es principalmente el cruce de transformaciones importantes en la cultura urbana y la identidad étnica (Davis 11). Este constante cambio de calco lingüístico establece un espacio multicultural donde se mueven los personajes de Cuevas.

En Barrioztlán, la riqueza lingüística se mezcla con la literaria, en la tradición de autores como Miguel Méndez, Rolando Hinojosa Smith, Ana Castillo, Alejandro Morales y Margarita Cota-Cárdenas entre otros, como lo indica Manuel de Jesús Hernández en la introducción, colocando “1) un sujeto fragmentado, descentrado y eschizoide; 2) un sentido de historicidad y 3) el uso de la parodia (Barrioztlán XV)”. Cuevas maneja un amplio discurso literario que abarca no solo la influencia chicana, eulatina y latinoamericana, sino también atraviesa fronteras para ir hasta la madre patria y el resto del mundo, así como entrando al mundo de la filosofía como en En Barrioztlán, podemos encontrar referencias a Piaget, Freud, incorporándolos a sus juegos de palabra, rebautizándolos con los nombres de Piashit y Fraude (32). También podemos ver la incorporación de Kafka y Wilde, entre otros. “Pero así como resulta cómodo que Kafka o Wilde nacieron antes de su tiempo, con el Vate resulta conveniente afirmar ques un neorromántico tísico que acabará con el suicidio; teoría probable pero inexacta (33). Sus personajes incorporan estas ideologías dentro de sus espacios, arrastrando sus pensamientos.

En Desierto mojado, los tesoros literarios, filosóficos y lingüísticos de Cuevas se provienen desde sus notas bibliográficas, “Biblos a mi manera” (126), con palabras desenterradas en las publicaciones como Memín pingüín con su respectivo comentario de “En mi país indo-mestizo no se toman en cuanta las gotas de sangre africana (Desierto 127) y Alarma con los célebres casos delictivos de “El chacal la violó, la mató, la descuartizó… Las Poquianchis… El rey Lopitos asesinado” (127); hasta el Libro del buen amor (1330) del Arcipreste de Hita; Milagros de nuestra señora de Gonçalo de Berceo; Amadis de Gaula (1508), quien desplaza como objeto el nombre de la princesa amazona Califa. Los nombres son también objetos culturales que en el caso mexicoamericano se van repitiendo borrando fronteras de espacio y tiempo, como lo señala Spitta con el nombre de Analco (Nuevo México), cuyo significado en náhuatl es del otro lado del agua (152).

Otros tesoros incluyen la edición italiana de Storia antica del Messico: cavata da’ migliori storici spagnuoli… (1780-1781) de Francisco Javier Clavijero; Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico de Joan Corominas y José A. Pascual, quienes aportaron el valor histórico las palabras en la mente de Cuevas; el Tesoro de la lengua española o castellana (1611), según el narrador es el más divertido de los diccionarios; la Conquista de la Nueva España (1632) de Bernal Díaz del Castillo, al cual se califica irónicamente como el soldado escritor; el Diccionario de la lengua castellana (1726), el cual “explica el verdadero sentido de las palabras”, enriquecidas en proverbios, refranes y palabras “otras inconvenientes al uso de la lengua” Diccionario de mejicanismos (1899) editado por García Icazbalceta y concluido por Francisco J. Santamaría (1959), obra que según el narrador tuvo una enorme influencia en su cultura, aunque algo ambigua, con el comentario, “Chile con carne: Detestable comida que con el falso título de mejicana se vende en los EE.UU. del norte, desde Tejas hasta Nueva York” (128). Las tradiciones como la comida, literatura, teatro, danza y música entre otras, son elementos que ayudan a movilizar la latinidad, la cual circula dentro de un proceso evolutivo (Spitta 211). Las palabras que representan estos elementos sirven para que fluyan y se transformen dentro del texto de Cuevas.

Estas palabras tomadas prestadas por la voz del narrador como El Cid (1207) y los ciegos: “El viejo sabio Borges me enseñó a sacar de la manga libros i personajes de la historia, a inventar la misma vida, bibliotecas infinitas i otros universos” (129), con lo cual podemos ver cómo Cuevas construye su propio tesoro bibliográfico, seguidos por el también ciego Homero (129). Los diccionarios de “Molina (1571); Covarrubias (1611); Autoridades (1726); Santamaría (59); Corominas (61); el del Dr. Johnson; los 20 volúmenes del casi infinito Oxford (89); el persignado norteamericano Webster’s (1828)” (Desierto 129).

Sus obras de cabecera y de consulta diaria como su inseparable amigo, El Pequeño Larousse, su compañero por más de cuatro décadas, el cual “herido y remendado mi querido tumbaburros me guía desde su privilegiado sitial” (129).

El mago de los sueños cuevanios es el Gabo, con Cien años de soledad. (1967), quien lo invitó a soñar “con El amor en los tiempos del cólera (1985), con el cual acompaño sus “siestas con chocolate i almojábanas” (Desierto 129). Como un peregrino, las palabras van caminando a través de las comunidades, expandiendo su cultura (Spitta 105). Dentro de la mente de Cuevas, estas palabras van enterrándose y arraigándose para que las pueda manejar y aplicar en sus textos.

Cuevas atraviesa el manto acuífero atlántico, donde recoge al valenciano Vicente Blasco Ibáñez, Arroz i tartana (1894); las Cañas i barro (1902). El narrador explica cómo de allí pudo encontrar el origen de “la palabra paella viene de la voz latina, patella, en referencia a la cazuela de doble mango que usaban los campesinos para cocinar la delicia” (Desierto 129). Otras influencias que se citan son el Guinness Book of World Records (Edición anual), los “excesos i loqueras del hombre i la naturaleza” (129). Siempre utilizando los títulos en su idioma original, el narrador nos cita a Johannes Gutenberg y su “historia de la imprenta i de Johannes Gensfleisch zur Laden zum Gutenberg (c. 1397-1468)”, del cual se menciona el dato deshemogenizante:

… casi un milenio antes, hacia 593, monjes budistas chinos usaron tablas de madera (xilografía) para imprimir en telas de seda. Pi Cheng (1040) usó arcilla cocida i mejoró la invención de los monjes. Hacia 1392 en Corea usaron tipos de cobre (metalografía)” . Otro dato curioso que Cuevas menciona es una de las 21 copias actuales de la Biblia de 42 líneas circa 1455, la cual la atesora la biblioteca Huntington en L. A.” (Desierto 130)

De regreso a América, también se destaca la anécdota de Cuatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales que están recibidos en uso de medicina en la Nueva España (1615) de Francisco Hernández de Toledo con la colaboración de Fray Francisco Ximénez, quienes publicaron una descripción de “cerca de 3 000 especies vegetales: achiote, chile, cacao, maíz, papaya, peyote, tabaco, tomate, belladona; así como 400 animales de la fauna mexicana” (Desierto 130). Del nuevo mundo, también se cita la Historia general de las cosas de la Nueva España de Fray Bernardino de Sahagún (s. XVI).

“Casi todo sobre nuestro pasado indígena. No puedo pasar por alto los colaboradores del padre: Antonio Valeriano, Alfonso Vegerano, Martín Jacovita i Pedro de San Buenaventura “todos expertos en tres lenguas, latina, española e indiana. Aparte de escribanos i pintores. (Desierto 134)

Entre las obras de los escritores preferidos de Cuevas, encontramos a Platero y yo (1917) de Juan Ramón Jiménez, volúmen que nuestro autor califica como su libro de cabecera, compañero de soledades y algo “mágico, una de las cúspides de nuestra literatura”, del cual una vez encontró tirada en una tienda de segunda mano una versión dedicada a una persona querida, la cual Cuevas imaginó paseando frente a la Alameda en capitalina atardecer de ojos negros (Desierto 131). Otros autores de textos atesorados por nuestro autor son Kafka, Sartre y Dostoyevsky, de los cuales aprendió a ilustrarse:

del polaco… a como el ser humano es rebajado a vil cucaracha por los aparatos ideológicos de Estado: la familia, la iglesia, el gobierno. Del francés aprendí a disfrutar la filosofía literatura a través de las naderías de unos personajes estáticos; Atrás dejó la filosofía dentro de un revuelto mar de oraciones hermética, imposibles de entender; Dostoevski es el padre de ambos. (Desierto 131)

De su influencia indígena, el narrador nos refleja la aportación que Nezahualcóyotl hizo con la frase, “Cualquier poema sobre lo efímero de las cosas i la vita” (132). Así como también el Diccionario de aztequismos (1904) de Cecilio A Robelo, conteniendo “palabras del idioma náhuatl, azteca o mexicano, introducidas al idioma castellano bajo diversas formas” (134).

Para su percepción culinaria, el narrador cita a Fortunata i Jacinta (1886-87) de Benito Pérez Galdós, ya que al leerla “detesté el supermarket sin olor, sin sabor i volví a apreciar nuestros mercados de perfumes, colores i sabores (132).

Su influencia chicana se debe a autores como Tomás Rivera y Miguel Méndez, quienes le:

inspiraron a capturar la tragedia del emigrante mexicano. Ellos reflejan la desdichada contradicción de los paisanos campesinos: su trabajo en los campos más fértiles i productivos del continente alimenta a medio mundo; sus vidas son torturadas i de escasez. (Desierto 134)

Mezclando los autores chicanos y españoles, el narrador nos menciona sobre Ulibarrí, refiriéndose a una posible influencia de “Juanramón en Ulibarrí” (135):

El pechicolorado, recién llegado, desfilaba su dignidad. El ruiseñor clavaba sus notas musicales en los cielos i en los horizontes. Los canarios i los chinchontes, en jaulas i en ramas, llenaban todo el aire de alegría. Florecitas atrevidas i bailarinas trepaban las laderas i se miraban en el agua cristalina. (Desierto 135)

De las obras hegemónicas como la revista Time, el narrador señala su desprecio irónicamente señalando “no pierda dinero comprando estas revistas, léalas en los consultorios de los matasanos (docs), i mazorqueros (dentistas), si le gusta alguna llévesela a casita” (Desierto 12).

Un aspecto filosófico interesante en el texto es la referencia hacia Tomás Moro:

Utopía: voz griega, equivale a “no-lugar” o sitio inexistente, es también el título del libro de Tomás Moro de 1516, en donde describe una sociedad perfecta, por lo tanto, imposible. Al no existir una palabra para describir una sociedad de pesadilla valga, utopía negativa, también queda topía, lugar común, tomando en cuenta lo irracional de nuestras sociedades actuales. (Desierto 135)

¿Se trata o de una outopia o de una eutopia? A toda esta suprarrealidad nos llama la atención Louis Marín en su libro Utopiques: Jeux d´espace, particularmente el ensayo “Disneyland: A Degenerate Utopia”, donde se refiere a tales mundos mágicos no como una utopía, sino como un mito (cit. en Wegner xxi), o la outopia—ningún lugar. Cuevas también puede nombrar espacios utópicos como “En Gotham, agotadora metrópolis, topé con atractivas trampas i puertas falsas, Tú amor es un periódico de ayer” (Desierto 8).

La utopía también se traslada a los objetos gastronómicos del narrador, los cuales están incluidos en Desierto mojado en el capítulo “Vidivianda”, en el cual nos ilustra la palabra Guajolotazo, la cual se refiere al “pleno bacanal de football, alcoholes i pavo biónico, cabe recordar una cena de más espíritu i menos consumismo por el demente afán de consumir” (14). Sin embargo, el narrador lo retrasa a un tiempo donde “cuatro siglos atrás llegaron a nuestro continente unos mojados, pero bien mojadotes, habían cruzado apenas cinco mil kilómetros de salado mar. (14). Se arrastra esta ave para darnos la receta del pavo del Día de Acción de Gracias y mezclarlo con tradiciones prehispánicas y globales como la trasnacional mexicana Bimbo:

Turkey (pavo): En EE.UU. el cuarto jueves del mes de noviembre, en una celebración heredada de tiempos atrás cuando se agradecían las cosechas, marca un feriado de cuatro días, el Thanksgiving o tiempo de dar gracias. En cuanto a la voz guajolote. No confundir con el pavo real o pavón (Pavo cristatus), el guajolote, cócono, pípilo, totol, mulito (Mex.), guanajo (Antillas), bimbo, pisco (Col.), chompipe (Amer. Centr.); quizá tiene raíz en kuasholotl cabeza desnuda, pues tiene la cabeza pelona. (Robelo 135)

En Ensueños: (cuentos i estampas), el narrador también ha identificado otros ejemplos de espacios y nos transporta a un sitio donde ocurre un intercambio recíproco entre dos áreas distantes, una ubicada dentro de la zona hegemónica del norte y otra hacia el sur, donde se crea un puente trasnacional. El autor hace una ruta contraria a la inmigración de sur a norte, yendo hacia una América Latina más distante en Paraguay y Argentina, para después alejarse al lado opuesto dominante de occidente, yéndose todavía más al sur hasta Sudáfrica, donde el propio autor revela que vive entre musulmanes (“Entrevista”).

Las obras de Saúl Cuevas nos han transportado desde el norte chicano en el parque Franklin de Van Nuys, pasando por su territorio natal en Zacatecas, pasando por Tenochtitlán, hasta los parajes guaraníes y gauchescos, para terminar en Esmeralda, un islote donde se confunde los desechos de gaviotas con la nieve (Ensueños 69).

Endnotes

[1] Por dar el Grito, se puede remontar a la noche del 15 de septiembre de 1810, en la que el Cura Miguel Hidalgo dio el Grito de Dolores, en Guanajuato, México. back to text

[2] Palabra compuesta por huichól, grupo indígena mexicano de la zona de Nayarit (Los indios 24), según Fernando Benítez, etnólogo mexicano en su obra Los indios de México: Antología, y la palabra cholo, cuyas varias connotaciones son: véase en el diccionario de la RAE, mestizo de sangre europea e indígena; Dicho de un indio: Que adopta los usos occidentales; o como lo define el Urban dictionary: A cholo is term implying a Hispanic male that typically dresses in chinos (khahki pants), a wifebeater sleeveless teeshirt or a flannel shirt with only the top buttoned, a hairnet, or with a bandana around the forehead, usually halfway down over the eyes. Cholos often have black ink tattoos, commonly involving Catholic imagery, or calligraphy messages or family names. back to text

[3] Jorge (Negrete); El Santo Niño (de Plateros); Pedro (Infante), Joséalfredo (Jiménez), Lola (Beltrán); Hernán (Cortés), Porfirio (Díaz), Vitoriano (Victoriano Huerta), Diazmordas (Gustavo Díaz Ordaz); Inocencio (Francisco I. Madero); Emiliano (Zapata), Benito (Juárez); Pancho (Francisco Villa/Doroteo Arango); Lázaro (Cárdenas); José María (Morelos y Pavón); José Guadalupe (Posada); (Diego) Rivera; Joaquín (Murrieta); Tiburcio (Vásquez); César (Chávez); Dolores (Huerta). back to text

[4] Según Cuevas, bolivianos. back to text

[5] Según Cuevas, la casa de Patricio. back to text

[6] Niños en guaraní. back to text

[7] Perros en guaraní. back to text

[8] Toronja. back to text

[9] Véase el diccionario de la RAE: bragado, dicho del buey o de otros animales: Que tienen la bragadura de diferente color que el resto del cuerpo. back to text

[10] Véase el diccionario de la RAE: trasijado, que está muy flaco, que tiene las ijadas recogidas, a causa de no haber comido o bebido en mucho tiempo. back to text

[11] Véase el diccionario de la RAE: ahumado, que tiene color sombrío. back to text

[12] Nota de El País, del 28 de julio de 2010: “Cataluña prohíbe los toros”. El Parlamento autónomo ha abolido las corridas por 68 votos contra 55. La ley entrará en vigor en enero de 2012. El PP anuncia que llevará la fiesta a las Cortes para declararla de interés general y así blindarla. back to text

[13] Canciones en Barrioztlán, proporcionada gentilmente por el mismo Cuevas: “Cuarteto Cedrón: Una canción que dice: Nada detiene el sol, nada detiene al gallo cantor, nada detiene a la Revolución” o algo parecido; Agua que va a caer: ¿?; Alma Llanera (canción del llano el segundo himno de Venezuela, quizá me versión favorita es la de Marco Antonio Muñiz; “Aventurera” (bolero), Agustín Lara; “Canción de invierno” (nueva trova), Silvio Rodríguez; Charango (andina): Savia Andina; Corrido de Guanajuato (corrido), José Alfredo Jiménez; Crónica de una muerte anunciada (vallenato): ¿?; Danubio Azul (vals); El aguacero (ranchera): Lola; El arriero (andina); ¿?; El barzón (ranchera/corrido): Luis Pérez Mesa; El bodeguero: Orquesta Aragón; El herradero (ranchera): Lola Beltrán; Eres casado (norteña): Lalo González ‘El Piporro’; Gracias a la vida (canto nuevo): Violeta Parra; Guantanamera (¿?): Roberto Torres; La del moño colorado: ¿?; La negra noche: ¿?; Luces de Nueva York: Sonora Matancera; Maldición de Malinche, de Gabino Palomares canta Amparo Ochoa; Marihuana, Oscar Chávez; Me lo dijo Adela (cha-cha-chá): Orquesta América; No soy de aquí ni soy de allá (canto nuevo): Alberto Cortes; Norte de mi territorio: Calchakíes; Paloma errante, Las Hermanas Huerta; Pedro Navaja (salsa consciente): Rubén Blades; Píntame angelitos negros (bolero) Toña la Negra; Qué dirá el santo padre (CN): VP; Que me coma el tigre: ¿?; Rat Race: Bob Marley and the Wailers; Riders of the Storm (rock): The Doors; Sinfonía concertante 364 (Mozart): Filarmónica de Berlín; von Karajan dirige; Sinfonía Pastoral (Cuarta), iv movimiento: Beethoven; Vasija de barro (andina): ¿?; Volver (tango): Carlos Gardel”. back to text

[14] Sunrise de Marnau; Napoleón de Gance; El hombre de la cámara de Dziga Vertov; Caja de Pandora de Georg Wilhelm Pabst; El ángel azul de Josef von Sternberg; Iván el terrible de Sergei Einsenstein; Campeón sin corona de Alejandro Galindo; Sansho de Yasujirô Ozu; Cuando pasan las cigüeñas de Mikhail Kalatozov; Accatone de Pier Paolo Passolini; Vidas secas de Nelson Pereira Dos Santos; Chica negra de Ousmane Sembene; Playtime de Jacques Tati; y Andrei Rublev de Andrey Tarkovski. back to text

[15] Cuevas se refiere a Phoenix, Arizona. back to text

[16] Aunque Ronald Reagan nació en Tampico, Illinois, se mudó hacia Los Ángeles, California en 1924. (www.reaganfoundation.org) back to text

[17] Avión Boeing 774. back to text

[18] Revista publicada por el Dr. Manuel Murrieta Saldivar, tanto impresa como electronicamente (http://www.culturadoor.com/).back to text

[19] Lugar de muchas aguas en guaraní. back to text

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